El cambio de un modelo de comedor sin intención educativa a otro que sí la tenga, coherente con una propuesta de centro a su vez transformadora, supone un gran trabajo que implica voluntad, formación, tiempo y constancia por parte de toda la comunidad educativa.

Este es uno de los aprendizajes colectivos que obtuvimos en el proceso de reflexión que impulsamos en el año 2019. Participaron profesorado, alumnado y personal de comedor de seis centros de Euskal Herria. El fin fue conocer sus puntos de vista, bagaje y propuestas para enriquecer esta guía y, especialmente, este apartado. De toda esa experiencia acumulada hemos aprendido que para comenzar solo hace falta una pequeña chispa que podrá después continuar de mil formas, cada centro a su ritmo y manera.

A continuación, os presentamos cuáles son los desafíos más importantes a los que os enfrentaréis, el marco teórico que deberíamos incorporar y distintas propuestas sobre cómo hacerlo.

DESAFÍOS Y RESISTENCIAS A TRABAJAR

En general, las comunidades educativas conciben el comedor como un servicio complementario que se da a las familias y al alumnado, un espacio desconectado del proyecto educativo del centro. La principal preocupación es que la comida sea segura, que el alumnado coma y se comporte “adecuadamente” allí. Mientras, se desconoce e infravalora el potencial educativo que tiene este momento del día. Y es que la educación actual está compartimentada en categorías a las que se le atribuye más o menos importancia en relación con su “utilidad” para el desarrollo de unas determinadas capacidades. Esta diferenciación jerarquizada se da en los contenidos impartidos (por ejemplo, ciencias frente a letras), las metodologías (conceptualización frente a experimentación) e incluso en los ambientes de aprendizaje (aula frente a comedor/ huerto). Una diferenciación que se prolonga hacia desigualdad de trato o de valoración social a las personas que ligamos a una categoría u otra. Se acrecienta así desde la educación el conflicto capital-vida, que, entre otros aspectos, sitúa el trabajo reproductivo por debajo del productivo, refuerza los roles y estereotipos de género, y resta valor a la necesidad de cuidado de personas y naturaleza.

En este contexto, en muchos casos cuesta que el profesorado sienta vinculación con lo que sucede en el comedor o que exista conexión con lo trabajado en el aula y, en caso de que lo haya, con el huerto. Además, legalmente, el tiempo del comedor es su tiempo libre, y esto dificulta que se implique o que se supere esa visión de ser algo ajeno a sus responsabilidades. A su vez, en la mayoría de los centros, el claustro incorpora en el currículum educativo aspectos ligados a la agricultura y la alimentación, pero sin terminar de abordar las relaciones causa-efecto entre el sistema agroalimentario convencional y los problemas sociales y medioambientales que se dan en el planeta, ni de llegar a plantear propuestas como la soberanía alimentaria. El fomento de un pensamiento crítico y emancipador entre el alumnado se relega a algo voluntario que depende de programas puntuales impulsados por organizaciones sociales o de parte del profesorado que, con alto nivel de implicación y compromiso, lo incorpora por su propia voluntad y con muchísimo esfuerzo.

Por otra parte, el personal monitor-educador[1] realiza una actividad socialmente vinculada a los cuidados, que hace que esté altamente feminizada. Es un puesto con un marcado sesgo de género y escasa valoración social. Esto repercute en sus precarias condiciones laborales, caracterizadas por ratios muy elevados, alta temporalidad, rotación y jornadas reducidísimas, e influye en que tenga menos autoridad educativa y capacidad de incidencia en el centro (espacios de decisión, normas de funcionamiento, etc.). Son un colectivo que normalmente no se considera que tenga labor educadora ni que sea determinante en el currículum escolar y, por tanto, con preparación heterogénea. Otra figura clave es la de la persona responsable de comedor. Una falta de formación sobre el funcionamiento del sistema agroalimentario o motivación hacia el cambio obstaculizará enormemente que promueva que el comedor pase a tener una intención educativa. Dificultad similar pueden encontrarse los centros que impulsen la transformación del modelo educativo desde la dirección o el OMR, sin implicar al resto del claustro o personal de comedor. Más aún, si son las familias las que no se implican, ya que limitarán el alcance del proceso y la posible continuidad entre escuela, familia y entorno comunitario.

La forma en la que solemos organizarnos los diferentes agentes entre sí también resulta un desafío para el cambio. Queda mucho aún para trabajar de forma transversal y no hay apenas espacios de interrelación donde profesorado, personal de comedor, administración y familias puedan reflexionar y coordinarse. Tampoco suele contarse con la opinión del alumnado en lo referente al comedor, ni se promueve excesivamente su implicación. Desde luego, no ayuda la falta de tiempo de la que suelen disponer profesorado y personal de comedor y familias, el poco reconocimiento social que reciben, ni el hecho de que en muchos centros la realidad con la que cohabitan haga que deban priorizar la resolución de problemas de convivencia y aprendizaje del día a día antes de plantearse revisar el modelo educativo. Por otra parte, mientras no se considere el potencial educador del comedor, se estará obviando cómo influye el tipo de ambiente, las infraestructuras, los tiempos que se le destinan o la organización de las tareas por parte del alumnado.

Una vez que desde los centros se decide apostar por el cambio aún tocará lidiar con las dificultades añadidas del proceso de transformación y adaptación. Es probable que os topéis con falta de interés y apoyo administrativo o que haya trabas de la normativa actual que impidan implementar parte de vuestras propuestas. Además, es recomendable tomar medidas, tanto para afrontar las lógicas resistencias y miedos que pueden surgir dentro de la comunidad educativa, como para evitar posibles sobrecargas, sensación de soledad o desgastes de algunos agentes.

_______________________

 

[1] Consideramos que denominarlas solo monitorado olvida la parte educativa que se quiere reconocer e impulsar.   Habitualmente realizan actividades educativas y en muchos casos cuentan con amplia experiencia. Tampoco las llamamos personal educador solamente porque puede implicar que no se identifiquen por el término. Así optamos por combinar en este texto el uso de los siguientes términos: personas monitoras-educadoras, personal monitor educador.

AMPLIAR LA MIRADA PARA IMPULSAR OTROS MODELOS EDUCATIVOS

Para acabar con estas tendencias e implementar el proyecto educativo, hay cuatro cuestiones que deberíamos trabajar en paralelo y con coherencia entre sí:

  • El comedor es un espacio educativo más. Los procesos de enseñanza-aprendizaje no se dan solo en el aula. El jantoki (lugar para comer) puede ser también jangela (el lugar donde además de comer, se aprende), creando un vínculo entre la teoría y la práctica que favorezca un aprendizaje integral y emancipador.
  • La soberanía alimentaria se integra en el currículum educativo. La alimentación es algo que nos afecta a todas las personas, y entender qué hay detrás de ella, cómo funciona el sistema alimentario global, qué consecuencias tiene o qué alternativas existen, debería trabajarse desde los centros.
  • El paradigma de sostenibilidad de la vida como base. El desarrollo de iniciativas coeducativas desde esta perspectiva servirá para defender la importancia de poner el cuidado de las personas y la naturaleza, en definitiva, la vida, en el centro de nuestra organización social, y trasladarlo a los diferentes procesos que se den en el centro educativo.
  • El papel de la comunidad educativa es esencial. Su participación e implicación impulsarán un proyecto educativo de centro realmente transformador y vertebrador del cambio de modelo de comedor.

 

El impulso de estas cuestiones tiene un enorme potencial pedagógico ya que:

 

  • Puede hacerse un trabajo transversal en el currículum, tienen relación directa con diversidad de materias y se pueden abordar de múltiples formas, no solo en áreas o asignaturas concretas.
  • Se puede aplicar de manera sencilla una secuenciación de contenidos, esto es, incorporarlos a lo largo de las diferentes etapas y de los ciclos educativos.
  • Favorecen el trabajo interdisciplinar, pues abarcan contenidos de diversas materias que se pueden abordar de manera conjunta e integrada.
  • Pueden contribuir a trabajar desde una perspectiva integral distintos proyectos del centro (Agenda 20-30 Escolar, coeducación, trabajo comunitario, salud, etc.)
  • Permiten el aprendizaje desde la vivencia, sintiendo, probando o analizando algo con lo que conviven en su día a día.
  • Tienen relación directa con la realidad del alumnado, vinculando así el aprendizaje escolar con la vida cotidiana.
  • Posibilitan la interacción del alumnado en la vida de la comunidad.
  • Permiten incorporar valores y miradas transversales como la de género, la sostenibilidad, la interculturalidad o los derechos humanos.
  • Suman a la educación un componente de acción transformadora y política.

CÓMO DAR PASOS HACIA LA TRANSICIÓN

Aquí podréis encontrar algunos de los aspectos que se han identificado desde los centros educativos, así como ideas y recursos para que os resulte más sencillo comenzar.

En el momento de comenzar nuestra apuesta por el cambio de planteamiento educativo, lo primero que deberíamos hacer es favorecer el derecho del claustro, familias, personal de comedor y por supuesto alumnado, a participar en la vida del centro y en las decisiones que les afectan.

Que toda la comunidad educativa avance unida precisa:

 

1. FOMENTAR LOS ESPACIOS DE DIÁLOGO Y COORDINACIÓN COMPARTIDOS

  • Entre agentes educativos. Es fundamental trabajar como un equipo y mejorar las relaciones. Lo ideal sería que profesorado y personal de comedor cuenten con un espacio diario para hablar. Podemos definir maneras de compartir momentos formales (como invitando al personal monitor-educador a las reuniones del claustro) pero también informales (por ejemplo, compartiendo el espacio de las comidas).
  • Dentro de la comunidad educativa. Necesitamos impulsar una dinámica de conocimiento mutuo, confianza y cercanía entre las familias, profesorado, alumnado y personal de comedor que se extienda a lo largo del tiempo. Podría comenzar con un espacio compartido al inicio de curso donde conocerse, u organizando momentos donde alumnado y monitoras-educadoras puedan relacionarse más, por ejemplo. La representación de los diferentes colectivos en un grupo de trabajo, como podría ser la comisión de comedor, es muy recomendable. Así mismo, contribuiría que el profesorado que lo desee coma con el alumnado. Esto le facilitaría conocer el comedor y cómo se interactúa en él para poder conectarlo con el trabajo del aula y mejorar las relaciones tanto con alumnado como con el personal de comedor.
  • Participación de otros agentes. Promover la interacción con colectivos y movimientos sociales del entorno contribuirá a implementar nuestras propuestas al mismo tiempo que el centro se acerca a la realidad local y sus problemáticas, o se pueden generar redes de apoyo. Además, podemos reforzar el trabajo sumándonos a iniciativas similares que se estén dando desde el municipio, administraciones, baserritarras, etc.

 

Todos estos espacios donde compartir dudas, preocupaciones, motivaciones y responsabilidades serán especialmente importantes durante el periodo de adaptación y cambio del modelo de gestión de comedor, donde la necesidad de comunicación es mayor.

Medidas que contribuirían a favorecer estas cuestiones podrían ser: reorganizar los horarios del profesorado, incrementar la jornada del personal monitor-educador, aumentar plantillas en ambos casos y/o reducir precios en menús de profesorado. Todo ello depende del Gobierno Vasco por lo que necesitaremos incidir políticamente para lograrlo.

 

2. IMPULSAR FIGURAS CLAVE PARA COORDINACIÓN

  • Comisión de comedor educativa activa. En la actualidad no es obligatorio que las escuelas cuenten con una, y cuando la tienen participan únicamente familias, alumnado (solamente a partir del primer ciclo de la ESO), dirección y responsable de comedor. Os proponemos que creéis una donde tengan cabida los diferentes agentes de la comunidad educativa. Estaría bajo la supervisión del OMR que debería determinar sus funciones y los recursos que se le asignan. Esta comisión podría servir como figura de coordinación e impulso de, entre otros: el proceso de transición, medidas educativas, organización de las tareas de comedor, definición de formaciones, normas de comedor, resolución de conflictos, medidas de reconocimiento, etc.
  • Persona responsable de comedor. Que este perfil lo ocupe una persona sensibilizada con los aspectos que se abordan en la caracterización de comedores, formada y que quiera apostar por un comedor educativo, puede contribuir muchísimo a impulsar el proceso. También será determinante cómo asuma su labor de coordinación. Las experiencias más positivas que se han dado son aquellas en las que la persona responsable de comedor refuerza los espacios de comunicación con alumnado, familias y claustro para explicar lo que sucede en el comedor. Al mismo tiempo puede trasladar las quejas u observaciones que surgen en el aula hacia el comedor. También influye positivamente que el tipo de relación que cree con las personas monitoras-educadoras sea de confianza y respeto mutuo.

 

3. PROMOVER LA REFLEXIÓN Y EL DEBATE

Hay múltiples temas que deberemos ir abordando desde la comunidad, sin olvidar a las familias. En algunos casos, desde espacios diferenciados y en otros, conjuntos, para impulsar la reflexión y establecer las estrategias que más convengan al centro. Algunos podrían ser:

  • Qué es un comedor educativo/ educador
  • Cómo debería ser ese modelo educativo deseado
  • Cuáles podrían ser las normas que se implantasen en el comedor
  • Cómo incorporar los diferentes aspectos de la caracterización en el proyecto educativo de centro (PEC)

El papel que podrían jugar los distintos agentes en los espacios educativos que se entrecruzan (como por ejemplo en la huerta, las extraescolares, la adaptación a la comida, etc.).

El alumnado es el eje de la escuela, protagonista del proceso educativo. Es preciso orientar una parte importante del aprendizaje a fortalecer su capacidad de actuar, responsabilizarse y decidir sobre lo que le afecta, teniendo en cuenta que su aprendizaje repercutirá en la comunidad.

Para ello, deberíamos potenciar mecanismos de participación activa en las actividades educativas relacionadas con todo el proceso alimentario. Desde la preparación de la tierra, el cultivo de alimentos en el huerto escolar, o la colaboración para la preparación de recetas y menús, hasta el servicio de comidas, la recogida de mesas o el reciclaje de los restos del comedor. En este sentido hay experiencias exitosas en Euskal Herria de talleres donde el alumnado junto con profesorado, han acompañado al personal de comedor y ejercido parte de sus tareas. Ello ha contribuido a cultivar el respeto hacia su trabajo, valorar la comida que reciben y trabajar en consonancia con el PEC.

Debemos considerar que su adaptación ante el cambio de modelo de comedor requerirá tiempo y dedicación. No solo cambiará el tipo de comida (nuevos platos, ingredientes, sabores, texturas…) sino también el ambiente dentro del comedor (su intención educativa). Para favorecer este proceso, además de ser imprescindible la coordinación de los esfuerzos del personal de comedor, el profesorado y las familias, es muy recomendable que se le involucre de principio a fin. Serán muchos los aspectos (menús, ambiente, relaciones, normas, tiempo, conflictos…) sobre los que podremos recoger sus opiniones y valoraciones. A medida que las vayamos estimando e incorporando al proceso, su implicación incrementará y mejorará su predisposición hacia el cambio.

Además, sería muy aconsejable que participen en el proceso para definir turnos, responsables y tareas en el propio comedor, o formas de favorecer el respeto entre compañeras y compañeros. Para implementar este cambio de funcionamiento no será necesario que se haya modificado el menú ni haberse avanzado en otros pasos hacia la cogestión, por lo que es una iniciativa del PEC que podéis impulsar desde ya si queréis. No obstante, en cualquier caso, necesitaremos buscar el equilibrio entre su participación y que puedan comer con tranquilidad.

Finalmente es fundamental considerar que, como en todo proceso participativo que queramos impulsar, y más tratándose de menores, deberemos prestar especial atención a que se den los mecanismos y condiciones para favorecer la gestión de la diversidad y el trato equitativo (normalizar que haya otras criaturas que reciban menús diferenciados por cuestiones culturales o de salud, o que no se reproduzcan roles y estereotipos de género en el reparto de las tareas del comedor, por ejemplo).

El éxito del proceso va a equivaler a nuestra capacidad de sensibilizar, formar y reconocer la gran labor del equipo educador (profesorado y personal monitor-educador) de vuestro centro:

 

1. COMUNICACIÓN Y SENSIBILIZACIÓN CONTINUADAS

Será necesario trabajar la comunicación con los agentes educativos y su sensibilización para lograr su empoderamiento y:

  • Tomar conciencia de la problemática a la que se enfrentan.
  • Cambiar la forma en la que se percibe el comedor y a su personal.
  • Comprender la importancia de la preparación y la formación de cada agente en el nuevo modelo educativo.
  • Identificar los muchos beneficios que supondría cambiar (para la transformación social y educativa de la comunidad y el alumnado, pero también para la imagen del centro, por ejemplo, o para favorecer el clima entre equipos).
  • Gestionar los miedos y frustraciones, así como reducir las resistencias que se puedan dar durante el proceso de cambio y adaptación (desde creencias ideológicas hasta preocupaciones por la situación laboral o los aprendizajes necesarios).
  • Favorecer su implicación y apropiación del proceso colectivo.
  • Fomentar la corresponsabilidad equilibrada por parte de claustro, dirección, personal de comedor y familias.

En el apartado de sensibilización y comunicación podréis encontrar herramientas y recursos para lograrlo.

 

2. FORMACIÓN ADAPTADA AL PROCESO

Es fundamental que el personal educador disponga de tiempo suficiente para ejercitar su labor y reciba una preparación adecuada y de calidad que le guíe para:

  • Transformar el comedor en un espacio educativo. En este sentido es esencial que el personal monitor-educador homogenice su preparación educadora y reciba contenidos específicos en y sobre procedencia y características de los alimentos, nutrición, pedagogía, gestión emocional, resolución de conflictos, gestión de la diversidad o coeducación.
  • Realizar la integración y reorganización curricular. Así como la revisión de enfoques y metodologías idóneos para incorporar propuestas como la soberanía alimentaria o la coeducación, abordar la diversidad, y promover sujetos activos y emancipados entre el alumnado. Será necesario trabajar con el claustro para que insertar estas temáticas en las aulas no dependa de un compromiso o predisposición individual, sino que lo puedan abordar conjuntamente y se vayan consolidando y normalizando estos cambios en todo el centro.
  • Impulsar el cambio de gestión del comedor. La persona responsable de comedor precisará una formación específica para las funciones que debe ejercer en su cargo y desde una visión donde el comedor esté integrado en el proyecto educativo del centro.

 

Debemos tener en cuenta que las horas de formación del equipo y la persona responsable de comedor están hoy día limitadas por normativa y son bastante reducidas. Además de hacer acciones de incidencia política para lograr una modificación por parte del Gobierno Vasco, algo que están haciendo algunos centros con buenos resultados es invitar al personal de comedor a participar voluntariamente en las formaciones del claustro. Si bien es cierto que se encuentran con la problemática de los horarios, ya que al tener las personas monitoras-educadoras jornadas muy reducidas, suelen tener otros empleos que pueden coincidir con el horario de formación.

 

3. CELEBRACIÓN Y RECONOCIMIENTO A SU LABOR EDUCADORA

Necesitamos promover la valorización, respeto y reconocimiento del papel esencial que desempeñan los diferentes agentes educadores en el proceso. Incorporar espacios de celebración en vuestra planificación. También momentos donde se reconozca el esfuerzo y dedicación del personal educador. Así se reducirá esa sensación de soledad, desgaste o agobio que muy a menudo manifiestan. Esto es especialmente importante durante el cambio al nuevo modelo de gestión, donde va a requerirse un esfuerzo extra (por parte del personal de cocina que preparará nuevos platos; del personal monitor-educador que acompaña al alumnado en probarla y acostumbrarse a la comida; del alumnado, que recogerá y sobrellevará los cambios; del profesorado que modifica sus contenidos y metodologías; de las familias que asumen más responsabilidad, etc.).

Este reconocimiento también puede traducirse en la asunción de la corresponsabilidad. Por ejemplo, desde las familias podemos mostrar nuestro apoyo colaborando con el personal de comedor en el cambio de alimentación al dialogar con las niñas y los niños sobre ello y fomentar una alimentación saludable también desde casa, de modo que les resulte más sencillo incorporar esos nuevos hábitos.

Para transformar el comedor no solo debe cambiarse el tipo de comida que se sirve si no el ambiente que se da durante las comidas. Algunas propuestas en este sentido son:

 

1. CREACIÓN DE NORMAS DE COMEDOR EDUCADORAS

Durante los procesos de reflexión que se han dado hasta ahora con profesorado, personal de comedor y alumnado en algunos centros, se ha observado la necesidad de debatir y consensuar diferentes aspectos relacionados con el sentido de las normas del comedor, sus consecuencias, o las funciones que se generan desde una perspectiva educativa. Estos acuerdos deberían ser decididos en cada centro según su realidad, de manera participativa y lo más consensuada posible. Se podrían construir desde la comisión de comedor u otros espacios ad hoc con participación de profesorado, personal de comedor, alumnado y familias. También se incluirían en ellas las responsabilidades que asume cada colectivo, incluyendo el alumnado. Se considera que es importante que se recojan por escrito junto con los criterios y manera de funcionar acordadas, para que se garantice la continuidad, aunque cambien o roten las personas.

En el siguiente texto adjunto exponemos algunas valoraciones, propuestas y tipos de tareas que asume el alumnado en diferentes centros que podréis valorar incluir en vuestras normas si se considera oportuno.

 

2. ADAPTACIÓN DE INFRAESTRUCTURAS, MATERIALES Y TIEMPOS

La tranquilidad, un ambiente calmado y no estresante, son esenciales para la buena alimentación y para favorecer el proceso educativo. Esto requiere un tiempo suficiente para comer y también de dispersión y juego libre en el patio. Para ello, organizar las tareas en el comedor, evitar el ruido y las discusiones es fundamental. También ampliar horarios o evitar las prisas al no colocar extraescolares inmediatamente después de terminar puede contribuir.

En cuanto a la organización del espacio, hay experiencias diversas sobre cómo organizar al alumnado: dejar que coman con sus amistades; mezclar cursos; poner a los cursos más bajos con los superiores y que, por ejemplo, sean quienes sirven, etc. Lo ideal es elegir aquella que más se adapte a la realidad de vuestro centro y contando con la opinión del alumnado.

En los centros donde se esté repensando el espacio físico del comedor en cuanto a infraestructuras, materiales, mobiliario o su distribución, tendremos que procurar que sea amable, contribuya a la participación y al aprendizaje y, por supuesto, tenga unas dimensiones adecuadas para el total de personas que se atenderán. Existen experiencias de otros centros en los que hay mesas redondas y sillas altas; en otros las niñas y los nilños de dos años comen en txokos en clase para potenciar la tranquilidad; pueden cambiarse el color de las paredes, el tipo de vajilla, los uniformes del personal, etc. También los materiales disponibles en el tiempo de dispersión y cómo se cuidan tendrían que ser objeto de discusión en un espacio con intención educativa. Al igual que debería valorarse cómo se reparte ese tiempo bajo criterios educativos. Por ejemplo, establecer turnos en el patio (para futbol, libros, juegos colaborativos, huerto…). El patio ofrece muchas posibilidades para fomentar aspectos de convivencia o equidad.

 

3. MEJORA DE LAS RATIOS ALUMNADO/ PERSONAL DE COMEDOR

Debemos defender la disminución de las ratios de alumnado/personal de comedor que establece el Gobierno Vasco, ya que las actuales dificultan que el acompañamiento sea de calidad, que mejore el ambiente en el comedor y que puedan dedicar el tiempo que se precisa a labores educativas. Esta necesidad se da con mayor fuerza en el proceso de cambio y adaptación de un modelo de gestión de comedor a otro.

Por otra parte, también se precisaría aumentar las jornadas para completar las necesidades de formación y destinar espacios a la coordinación con otros agentes educativos y a relacionarse con el alumnado. Entrad en el apartado de movilización social e incidencia política para obtener ideas sobre cómo hacerlo.

Es necesario trabajar para que exista una conexión entre las ideas, valores y maneras que se llevan a cabo en todos los proyectos, iniciativas y ambientes del centro educativo, incluyendo el comedor. Desde los centros con experiencia se recomienda que haya un grupo educador (profesorado y monitorado-educador) en contacto con la comisión de comedor, que impulse el proceso y que pueda ir contagiando y trasladando ideas, propuestas y preguntas durante las reuniones del claustro. En la medida en que aspectos de la caracterización vayan incluyéndose en el Proyecto Educativo de Centro cobrarán más fuerza. También el cambio de modelo de comedor hacia uno de cogestión contribuye a facilitar el proceso progresivamente.

 

1. TRIÁNGULO AULA-HUERTO-COMEDOR

Cada vez más centros están empleando el huerto escolar como recurso educativo con infinidad de posibilidades a la hora de trabajar materias, desarrollar competencias o sensibilizar sobre el modelo agroalimentario. En general, el alumnado responde muy bien en este espacio, por lo que si vuestro centro aún no tiene uno, podría plantearse la opción de instalarlo.

Para superar el desafío de su sostenibilidad (por el tiempo que requiere y porque es en verano cuando más trabajo supone) y que pueda sacarse el máximo partido a su potencial educativo, es necesario implicar a la comunidad de la manera que nos resulte más sencilla. Una posibilidad sería implicar a las familias en el trabajo de mantenimiento del huerto y aprovechamiento de lo producido; otra, hablar con alguna administración o colectivo local (ayuntamiento, centro de Formación Profesional, asociación de barrio, personas jubiladas, etc.) para compartir ese mantenimiento. También podría reforzarse su aprovechamiento con alguna actividad extraescolar.

Otro reto es integrar el trabajo del aula con el de la huerta y el comedor, favoreciendo el trabajo por proyectos dentro del centro, especialmente complejo a medida que se aumenta de curso. En este sentido, además de incidir en la importancia de la colaboración entre agentes educativos, en el punto de recursos de este apartado hay muchos materiales que pueden facilitar la tarea.

Por último, hay muchas formas de acercar el huerto a nuestro PEC incluso para aquellos centros que no podáis disponer de uno. Recursos y materiales como ¡Comemos lo que sabemos! pueden resultar muy útiles para ello.

 

2. ACCIONES CONCRETAS EN EL CENTRO

En vuestro centro podréis desarrollar acciones puntuales o con cierta continuidad. La creatividad será clave, pero aquí podéis inspiraros de algunos ejemplos que ya hemos desarrollado como:

  • Actividades extraescolares. Desde la AMPA se pueden organizar actividades relacionadas con esta temática muy diversas, como una cata de productos agroecológicos en la que, por ejemplo, se comparen yogures de supermercado con otros agroecológicos.
  • Celebración del Día Mundial de la Alimentación (16 de octubre) u otros días de referencia para incorporar temáticas con exposiciones, juegos, talleres, etc.
  • Exposiciones y material didáctico. A partir de las actividades extraescolares, visitas o celebraciones que organicemos, se pueden realizar fotos, paneles didácticos o material audiovisual. Podrían trabajarse como proyecto de clase, exponerse en el comedor o incluso presentarse en el municipio.
  • Blog escolar. Puede crearse un blog por la Soberanía Alimentaria en el centro que sea gestionado por el alumnado.
  • Txoko alimentario. Siguiendo la idea del txoko berdea (espacio que hay en muchos centros educativos para la concienciación sobre el cuidado del medioambiente), puede crearse un txoko alimentario con el que poder llevar lo trabajado en el aula al comedor.

 

3. VÍNCULO ESCUELA Y ENTORNO

Podemos realizar acciones que favorezcan la relación y el diálogo entre los diferentes agentes de nuestra comunidad que tanto tienen que aportar al proceso de cambio del comedor escolar. Esto, a su vez, nos permitirá multiplicar significativamente el aprendizaje, conectando el centro educativo con la vida real.  En este sentido, algunas ideas que se están aplicando son:

  • Visitas a caseríos o instalaciones de elaboración artesanal. En ellas las y los baserritarras pueden mostrar sus huertos, cómo cuidan los cultivos, los animales o cómo elaboran los alimentos. De la visita podemos obtener fotos que decoren el comedor escolar, semillas para actividades en clase, alimentos para experimentar, etc.
  • Visitas a los grupos o cooperativas de consumo del municipio o comarca. Donde estos colectivos expliquen sus principios, funcionamiento o visión de futuro. Incluso puede crearse un grupo de consumo de madres y padres en el centro que a su vez tenga visibilidad y contribuya a la actividad educativa.

Alimentaccion: Red de escuelas por un mundo rural vivo” es un programa socio-educativo creado por Justicia Alimentaria  en 2010 y en el que actualmente también colabora HEGOA, Instituto de Estudios sobre Desarrollo y Cooperación Internacional. En su web podréis encontrar muchísimo más material didáctico dirigido principalmente a agentes educativos, aunque también puede ser aplicado fuera del aula. Algunos de los recursos que nos gustaría destacar son:

  • Marco teórico primaria (Alimentacción) Educación crítica y transformadora. Marco teórico-pedagógico para integrar la soberanía alimentaria con enfoque de género en los centros de Primaria
  • ¡Comemos lo que sabemos! (Alimentacción) Propuesta para integrar huerto, comedor y aula en el centro y con el entorno. Ejemplificación curricular 5º y 6º de Primaria
  • Marco pedagógico secundaria (Alimentacción) Educación crítica transformadora. Marco teórico pedagógico para trabajar la soberanía alimentaria con enfoque de género en los centros de secundaria
  • Ejemplificación curricular secundaria (Alimentacción) Sistemas alimentarios: efectos sobre nuestra salud y la del planeta. Trabajo por proyectos desde la soberanía alimentaria. Ejemplificación curricular para 3º de Secundaria.
  • Guía experiencias de alimentación saludable y sostenible en el ámbito urbano y rural. Listado de experiencias rurales de producción campesina, con orientaciones y recomendaciones pedagógicas para orientar las visitas de los centros.
  • Listado experiencias de comedores escolares. Incluye ideas y buenas prácticas que se están llevando a cabo en sistemas de comedores de diferentes regiones y países. Próximamente disponible.
  • Guía recursos Berton Bertakoa. Listado de recursos audiovisuales, lecturas y material didáctico para utilizar en los centros.