El proceso que vais a emprender no tendrá éxito sólo con el apoyo de unas pocas personas o de un único colectivo. Si queremos un cambio en la gestión del comedor, también  tenemos que apostar por formas de hacer distintas.

Nuestra propuesta: el trabajo colectivo basado en el conocimiento mutuo, la solidaridad, el respeto y la equidad. Quizás a corto plazo pueda parecer que requiere más esfuerzo y tiempo, pero a la larga será mucho más enriquecedor y sostenible. Además, de esta forma lo que podremos conseguir es que:

 

  • La voz y la opinión de la comunidad educativa esté presente de forma que el modelo de comedor responda a sus criterios, demandas y nivel de implicación.
  • Se favorezca vuestra capacidad conjunta de sensibilización, comunicación e incidencia política, así como que se asuman las distintas tareas y cargas de trabajo de forma más asequible.
  • Se cree una cercanía real entre el centro escolar, el entorno y la comunidad, especialmente hacia las personas productoras de alimentos.
  • Se incorpore y potencie la dimensión educativa del comedor y se incentive el trabajo transversal de toda la comunidad para conseguirlo.
  • Se favorezcan las condiciones laborales dignas e intercambios económicos justos para todas las personas implicadas, así como el acceso apropiado de cualquier familia al servicio.

Hay distintas personas y colectivos que tienen relación con el comedor de una u otra forma. Todas sus aportaciones son necesarias y van a enriquecer el proceso y sus resultados.

  • Familias
  • AMPA
  • Claustro/ responsable de comedor
  • Alumnado
  • Especialistas: en nutrición, sector primario local, agroecología, higiene y seguridad alimentaria, etc.
  • Colectivos y personas proveedoras de alimentos
  • Personal vinculado a comedor: de cocina u office, monitor-educador
  • Comisión de comedor (si no la hay aún, os recomendamos crearla)
  • OMR o Consejo escolar
  • Organizaciones sociales y empresas afines
  • Administraciones públicas

De entre todos estos agentes deberían surgir varias personas que configuren el grupo motor, imprescindible para iniciar el proceso.

Una de las primeras tareas que tendremos que emprender será tratar de sumar cada vez más gente de todos estos colectivos a nuestra causa. En el apartado de sensibilización y comunicación os damos algunas pistas para comenzar.

Se encargará de impulsar el cambio de modelo en un principio, favorecer la participación de los diferentes agentes y coordinar los distintos pasos a dar.

Cualquier persona involucrada en el proceso y que tenga ganas puede formar parte de este grupo, aunque desde experiencias previas recomendamos:

  • Que tenga un tamaño limitado. Lo ideal es que esté formado por unas cuatro personas para que sean suficientes para repartirse las cargas y a la vez no demasiadas para dificultar su coordinación.
  • Que incorpore perfiles técnicos. Por un lado, sería interesante que dentro del grupo una de las personas tenga un perfil técnico, con formación y conocimientos agronómicos y del sector agrario vasco. En los proyectos piloto, por ejemplo, esta figura ha estado representada por personas que trabajan en el ámbito del desarrollo rural, ya sea del ayuntamiento o de una asociación local. Por otra parte, hay perfiles profesionales que pueden ser de gran utilidad para tener un grupo multidisciplinar, mejor preparado para afrontar las diversas tareas que tendréis que afrontar. Así, algunas de las personas que han participado en los grupos motores ya creados hasta ahora han sido -además de madres o padres del centro-, nutricionista, cocinera, baserritarra, economista o pediatra.

Además, debéis tener en cuenta que el grupo motor no va a ser el encargado de hacerlo todo ni va a existir siempre. Su función principal es dinamizar los comienzos, coordinar el trabajo e impulsar los avances hasta que el propio proceso tenga suficiente rodaje como para funcionar por sí mismo. Es decir, el grupo motor no será el órgano que gestione el comedor una vez modificado el modelo de comedor. Ni siquiera se encargará de realizar todas las tareas que haya que hacer para lograr ese cambio; para esto último pueden crearse otras comisiones de trabajo coordinadas por el grupo motor.  Esto es lo que ha sucedido en los proyectos piloto, donde se han creado grupos de trabajo específicos para acciones concretas como elaborar el informe de proyecto, diseñar los menús, o seleccionar a los colectivos y personas proveedoras, buscando que en cada uno hubiese las personas más adecuadas según los requerimientos que fuesen necesarios.

Recordemos que para que el grupo motor pueda arrancar oficialmente debe contar con la aprobación del OMR, que también le supervisará a lo largo de tiempo. Antes de eso, os recomendamos que previamente consigáis el respaldo de la AMPA y su apoyo de cara a las acciones que emprendáis, ya que es un agente clave a la hora de impulsar la transformación del comedor. Una vez logrado esto os resultará más sencillo contarles vuestras intenciones al OMR para que aprueben el comienzo del proceso y ratifiquen al grupo motor.

Una vez terminado el trabajo de cambio de gestión o en paralelo al mismo, una figura de coordinación que os recomendamos crear e impulsar es la comisión de comedor. Esta debería estar compuesta por todos los colectivos implicados (profesorado, personal de comedor, familias, alumnado -solamente a partir del primer ciclo de la ESO-, dirección y persona responsable de comedor). En ella se podrán acordar todos los aspectos relacionados con el comedor y al mismo tiempo, alinear lo que se haga en él con la propuesta educativa del centro.

Dinamizar la participación y trabajar colectivamente requiere que todas las personas implicadas estén concienciadas de sus ventajas y de que van a ser necesarios más tiempo, dedicación, creatividad y cariño si queremos tener éxito. Para ello hay tres aspectos que debemos cuidar: los objetivos, los procesos y las personas. A continuación os contamos brevemente en qué consisten y os damos algunas pinceladas de qué podéis hacer en cada uno de ellos.

CUIDAR LOS OBJETIVOS

Esto es, tener bien claro qué es lo que nos une, la visión común, qué nos ha llevado a actuar como colectivo y darle forma grupalmente.

  • Objetivos específicos. Definir claramente los objetivos del grupo, qué es lo que queremos conseguir.
  • Planificación. Crear una estrategia para alcanzar esos objetivos.
  • Aterrizar la estrategia en propuestas concretas y realizables. Para ello lo ideal es calendarizarlas, es decir, marcarnos unas fechas para cumplirlas. También asignarles recursos humanos y económicos para lograrlas, lo que significa que debemos determinar quién o quiénes van a hacer esa acción y si precisa materiales o dinero, de dónde los vamos a sacar.
  • Nuestros logros deberían ser medibles y estar definidos en el tiempo de forma que podamos evaluarlos y obtener aprendizajes.

CUIDAR LOS PROCESOS.

Debemos prestar atención a crear una manera compartida de actuar que satisfaga a todo el grupo, sea equitativa y corresponsable. Algunos de los principales aspectos que tendremos que consensuar son:

  • Toma de decisiones. Definir qué tipos de decisiones hay que tomar (estratégicas, operativas..), quiénes van a participar en cada una de ellas, en qué momentos, dónde y cómo reunirse para hacerlo, etc.
  • Comunicación interna. Determinar qué es lo que se tiene que comunicar y a quiénes, quién/es va/n a encargarse de hacerla, cuáles van a ser los canales de comunicación, la frecuencia, etc. Tenéis algunas pistas en el apartado de Sensibilización y Comunicación.
  • Implicación y responsabilidades. Determinar cómo se realiza el reparto de tareas y la dinamización de actividades, cómo van a conjugarse las diferentes disponibilidades, quiénes van a ser las personas responsables de cada aspecto, cómo compaginar los diferentes ritmos, etc.
  • Coordinación. Asignar las tareas y desarrollar las decisiones tomadas implica a su vez varias labores como la creación de consenso, la ejecución de las decisiones de mutuo acuerdo, y, en algunos casos, la evaluación del desempeño colectivo que tendremos que plantear.
  • Gestión de emociones y conflictos. Las emociones están en todo y se manifiestan de formas diversas. De la misma manera, los conflictos van a darse queramos o no. Por tanto, son una parte más del trabajo y es necesario pensar qué espacio se les quiere dar, cómo se van a interpretar y actuar frente a ellos.
  • Seguimiento y evaluación. Establecer colectivamente indicadores y mecanismos que nos permitan hacer valoraciones a los niveles que el grupo haya considerado oportunos (cognitivo, operativo, estratégico, emocional, etc.) y obtener aprendizajes con los que nutrir el proceso en el futuro.
  • Celebración y reconocimiento. Es vital reservar diversos momentos y espacios para la celebración colectiva de los logros y el reconocimiento del papel de todas las personas implicadas.

CUIDAR A LAS PERSONAS

Cada persona tiene no sólo distintas capacidades, conocimientos o habilidades que puede poner a disposición de nuestra misión, sino también diferentes necesidades, ritmos o circunstancias vitales (personales, familiares o laborales), que van a influir en cómo va a ser su participación. Por ello debemos atender cuestiones como:

  • Metodologías de trabajo. Emplear aquellas que sirvan para:
    • Integrar momentos de cuidados de las personas del grupo y de las relaciones que se establecen.
    • Favorecer que todas las voces sean escuchadas equitativamente.
    • Fomentar la atención de las necesidades individuales y grupales de cada momento.
    • Promover relaciones equitativas basadas en el respeto y la confianza mutua.
    • Reconocer las emociones y la frustración, e intervenir siempre que sea necesario.
    • Fomentar el consenso y la toma colectiva de decisiones.
    • Facilitar el acceso a la información a través de canales de comunicación y espacios de formación adaptados a las distintas necesidades individuales.
  • Medidas de conciliación de la vida personal, familiar y laboral
    • Flexibilidad: a la hora de permitir adaptar la dedicación en cada momento a las circunstancias vitales, de poder participar en espacios de trabajo junto con alguna criatura, de llegar algo tarde o marchar temprano, etc.
    • Establecer canales de comunicación accesibles a las diferentes necesidades que haya.
    • Realizar las acciones y comunicar las reuniones, los espacios de toma de decisión, etc., con suficiente margen de tiempo como para que la gente pueda organizar las diferentes facetas y responsabilidades de sus vidas.
    • Horarios y espacios de participación determinados a conveniencia, adaptados a las distintas responsabilidades laborales y familiares, creando alternativas para casos concretos (por ejemplo, videollamada en vez de asistencia presencial).

Si queréis profundizar en estos temas aquí os dejamos algunos recursos: